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PANORAMA DE LOS PLÁSTICOS
EN LA REPUBLICA ARGENTINA
(Especial para Ingeniería Plástica)
Ante la proximidad de la realización de la 8va. Exposición Internacional de Plásticos Argenplás 2000, que se llevará a cabo del 3 al 8 de abril en el Predio Ferial de Palermo, Buenos Aires, Argentina, Plastivida® Argentina1 ha creído oportuno reiterar algunos conceptos sobre qué son los plásticos, sobre su imprescindibilidad en la vida moderna, y sobre cómo se relacionan amigablemente con el medio ambiente.
¿Qué son los plásticos?
Las fuentes naturales de las materias primas para producir los plásticos son el petróleo y el gas. Al respecto es necesario recalcar que sólo el 4% del total del petróleo que se extrae se destina a esta industria.
Generalmente se cree que hay un solo tipo de plásticos. Sin embargo, es toda una familia donde hay integrantes tan diferentes como lo pueden ser el hierro y el cobre entre los metales. Para diferenciar las distintas materias primas plásticas se ha instituido el Código Internacional SPI, que ha adjudicado uno de siete números a cada una de ellas. Son las siguientes:
1, PET (Polietilentereftalato); 2, PEAD (Polietileno de Alta Densidad); 3, PVC (Policloruro de Vinilo); 4, PEBD (Polietileno de Baja Densidad); 5, PP (Polipropileno); 6, PS (Poliestireno); con el número 7 se han agrupado, bajo la denominación general “Otros”, una cantidad de plásticos especiales, llamados “de ingeniería”; bajo este número se van agrupando también los nuevos tipos de plásticos que, atenta a renovadas necesidades, va logrando la investigación.
Con cada una de las materias primas plásticas mencionadas se fabrican determinados productos, y sólo para dar algunos pocos ejemplos se mencionarán los más comunes.
PET: Envases para gaseosas, aceites, agua mineral; películas transparentes; fibras textiles; laminados de barrera (para productos alimenticios); bolsas para horno; bandejas para microondas; cintas de video y audio.
PEAD: Envases para detergentes, lavandina, aceite automotor, shampoo, lácteos; bolsas para supermercados; baldes para pintura, helados, aceites; caños para gas, telefonía, agua potable; macetas; bolsas tejidas.
PVC: Envases para agua mineral, aceites, jugos, mayonesa; perfiles para marcos de ventanas y puertas; caños para desagües domiciliarios y de redes; blisters para medicamentos; películas flexibles para envasado (carnes, fiambres, verduras); cables; juguetes; catéteres; bolsas para suero y sangre.
PEBD: Bolsas para supermercados; películas para el agro; recubrimiento de acequias; envasamiento automático de alimentos y productos industriales (leche, agua); base para pañales descartables; bolsas para suero; contenedores herméticos domésticos; tuberías para riego.
PP: Filmes para alimentos, cigarrillos, golosinas, indumentaria; bolsas tejidas (para papas, cereales); envases industriales; caños para agua caliente; jeringas descartables; tapas en general y para envases; fibras para tapicería; alfombras; cajas de baterías; paragolpes y autopartes.
PS: Potes para lácteos, helados, dulces; envases varios: vasos, bandejas de supermercado y rotisería; contrapuertas y anaqueles de heladeras; envases para cosmética; máquinas de afeitar descartables; platos, cubiertos, bandejas.
Otros: autopartes; chips, carcazas de computación; teléfonos, celulares; electrodomésticos en general; compact discs; accesorios náuticos y deportivos; piezas para la ingeniería aeroespacial; artículos para medicina, farmacología y cosmetología; botellones de agua; indumentaria; muebles; y un sinnúmero de aplicaciones más.
Los plásticos en la vida moderna
Para hacer evidente la imprescindibilidad de los plásticos en la calidad de vida de la sociedad actual se podría intentar un juego (muy serio), una especie de desafío; levante el lector sus ojos de estas líneas y pasee la mirada a su alrededor en cualquier ámbito donde se encuentre: hallará plástico. Y si estuviera en pleno bosque o en la llanura o en la montaña disfrutando de la naturaleza, tal vez la respuesta la podrá encontrar en los botones de su campera, en su calzado o en la misma tela que conforma la vestimenta que lo abriga.
En todos los sectores de las diversas actividades humanas aparece el plástico como aliado insustituible. En la industria de la construcción: alfombras, papeles vinílicos, cañerías; en la industria automotriz: paragolpes, tapizado, faroles; en la industria textil: camisas, corbatas, medias de poliéster, calzado; en el deporte: pelotas de fútbol, de vóley, redes, raquetas; en el esparcimiento: piletas inflables, chalecos salvavidas, botes; en la medicina: guantes quirúrgicos, barbijos, blisters para medicamentos, hilos de sutura, bolsas para suero o sangre; en la industria de la alimentación: todo tipo de envases para comidas y bebidas. Está presente el plástico en los avances de la ciencia y la tecnología: en la investigación (elementos de laboratorio), en las comunicaciones (los celulares, las computadoras, los satélites). Lo vemos diariamente en los electrodomésticos, en el transporte… la lista es prácticamente infinita.
Plásticos y medio ambiente
Ahora bien; todo este enorme beneficio que brindan los plásticos a la calidad de vida de la sociedad moderna, ¿tiene un impacto sobre el medio ambiente?
Ya dijimos que en su origen la industria del plástico consume recursos naturales en una mínima proporción: el 4% del petróleo que se extrae; casi todo lo demás se utiliza como combustible. Y ahí también el plástico está ayudando a la preservación de los recursos naturales: al ser más liviano utiliza menos combustible en su transporte, o, para decirlo de otra manera, con la misma cantidad de combustible se pueden transportar más productos por la liviandad de sus envases. Podríamos agregar que al quemarse de esta manera menos combustibles, menos gases recibe la atmósfera, menos impacto al medio ambiente.
En el final del ciclo de vida del plástico, una vez que ha sido producida su materia prima, transformada ésta en múltiples productos y servido al consumidor, nos encontramos con el residuo plástico, uno de los componentes de la corriente de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU). ¿En qué proporción? Los plásticos, en Europa Occidental y en los Estados Unidos (1997), constituían el 8% del total de los RSU; en la Capital Federal de la República Argentina y su conurbano, en conteo de 1995, era del 9%. Esta proporción se mantiene estable a pesar de que aumenta permanentemente el consumo de productos de material plástico: ello se debe a los esfuerzos que hace la industria invirtiendo en investigación y desarrollo para conseguir productos cada vez más livianos (sobre todo en el sector envases, uno de los más importantes en consumo de material plástico) sin perder sus características, e inclusive mejorándolas; a este proceso se lo llama Reducción en la Fuente.
Ese caudal de residuos tiene un valor, y en los últimos tiempos en todo el mundo hay una tendencia a aprovecharlos. Es lo que se denomina “valorización”, que es una estrategia que cubre las distintas posibilidades para tratar los residuos; en el caso de los plásticos se remite a tres procedimientos principales: el reciclado mecánico, el reciclado químico y la incineración limpia y controlada con recuperación energética. Esta última alternativa es la que está experimentando más desarrollo dada la gran capacidad calórica de los plásticos.
Las principales aplicaciones de este proceso en la Argentina serían: agua caliente para hogares, escuelas, industrias; electricidad domiciliaria y para la industria y el Sistema Interconectado Nacional; vapor para la industria; combustible para cementeras y/o acerías reeemplazando combustibles tradicionales. La incineración limpia con recuperación energética representa ya la principal forma de valorización de los residuos plásticos en Europa, los Estados Unidos y Japón.
El reciclado mecánico (que es un proceso físico mediante el cual el plástico post-consumo o el industrial scrap es recuperado) podrá tener futuro en la medida que tengan éxito y se generalicen algunas experiencias piloto que están ocurriendo en la Argentina (donde aún el reciclado es incipiente) tendientes a conseguir que en los hogares se separen los distintos componentes de la basura antes de que ésta sea retirada por el camión recolector, como sucede en algunos lugares de Europa y los Estados Unidos (recolección diferenciada). Solamente así, debido a las características propias de los distintos plásticos, se podrá llegar a un producto reciclado con posibilidades de ser colocado en el mercado.
El reciclado químico, constituido por diferentes procesos mediante los cuales las moléculas de los polímeros son craqueadas (rotas) constituyéndose nuevamente en materias primas básicas, se encuentra hoy en una etapa experimental. Su éxito dependerá también de que se logre un entendimiento entre los actores de la cadena: petroquímica, transformadores, grandes usuarios, consumidores y municipios a los fines de asegurar que los residuos plásticos lleguen separados a la planta de tratamiento. De todas las alternativas de valorización quizá ninguna esté hecha tan a medida de los plásticos como el reciclado químico, mediante el cual puede llegar a obtenerse una materia prima de calidad idéntica a la virgen.
Dado el valor intrínseco del residuo plástico post-consumo, cualquiera de estas alternativas es preferible a su disposición en un relleno sanitario. Pero aun en esta última alternativa los plásticos presentan la ventaja de que al no ser biodegradables (y gracias a lo cual se pueden envasar con ellos desde leche y gaseosas hasta suero o sangre) no contaminan; su condición de inertes hace que tampoco produzcan lixiviado, y por lo tanto no afectarán a las napas de agua subterráneas.
En la República Argentina
Por todo lo que antecede, vemos que los plásticos ofrecen variadas perspectivas de valorización, pero todavía se está en una etapa incipiente al respecto, fundamentalmente por carecer aún en la Argentina de un marco legal que dé apoyo jurídico a toda la actividad vinculada con esa valorización. Ha habido intentos legislativos en el área, pero generalmente con una visión incompleta sobre el plástico al no conocer informes como, por ejemplo, el estudio llevado a cabo en Alemania (Gesellschaft fur Verpackungsmarkforschung, 1991) , que demostró que si se reemplazaran los plásticos por otros materiales el consumo en peso de materia prima para packaging (envases) aumentaría dramáticamente un 291%, la energía utilizada en la fabricación de envases sustitutos se incrementaría un 108% y el volumen de los residuos al momento de su disposición aumentaría un 158%
Las particularidades de la economía y de la sociedad argentina han hecho que los temas de cuidado ambiental no sean aún una prioridad entre las principales preocupaciones de la gente. Se puede decir que la problemática ambiental se está instalando recién ahora.
En lo que respecta específicamente a los plásticos, cierta animosidad hacia ellos que se nota en algunos sectores de la sociedad quizá se deba a la contaminación visual que produce la actitud negligente de un alto porcentaje de usuarios que arrojan en la vía pública, en las plazas, en las playas, en todo lugar, los envases y otros productos plásticos (y de hecho también de otros materiales) una vez utilizados. Este problema no se soluciona atacando o prohibiendo el plástico sino informando, educando a la población al respecto. Es la única solución. En lograrla están empeñadas entidades como Plastivida® Argentina que, apoyada por la industria del plástico, actúa en diversos ámbitos (legislativo, institucional, docente, etcétera) llevando adelante planes de divulgación, de asesoramiento y de apoyo a la educación, en aras de informar fehacientemente sobre la verdadera relación de los materiales plásticos con el medio ambiente.
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